Monday, March 20, 2006

A prayer for our fallen Patriots

I have been away from blogging for a while, though I often found reasons to add my two cents to the virtual debate, my heart wasn’t in it. The reason because one of my greatest inspirations, and a wonderful Cuban patriot died recently, she was (is) my grandmother.

Last month the world lost a beautiful soul who radiated with life and love. Who taught her children, grand children and great grandchildren to be strong, independent, compassionate and to love a country they had never seen. Her stories made the brilliant tropical island come alive in our heads, and her food made it come alive to our senses.

In her youth my grandma flew planes over la Bahia de Nipe. She got to meet Amelia Earheart. She drove cars and won countless dance competitions. She ran a few businesses (in Cuba and the U.S). Cuban President Prio said she was “La estampa de la mujer Cubana.” A quote she was most found of, as you can imagine. She wrote poetry and short stories and often appeared on Spanish radio talking about Cuba. She raised a family while her husband was taken political prisoner in Cuba for 14 years.

For the last few weeks I have been overwhelmed with the possibility of her death, staying with her at the hospital and praying for a miracle. She passed after two weeks of being gravely ill. (the hospital care did not help!!) I know she is a much happier place now, at the side of the Lord, joined with my grandfather and family. Yet, my family here on earth will never be the same, as my grandmother was the light of our lives and the glue that kept us together.

She taught us to be proud Cubans. I can remember countless times reciting Jose Marti, being soaked with colognia de violeta and Mirta de Perales products, learning how to cook Cuban food and memorizing the history of our proud Caribbean island.

I often laugh that I am the typical Carmensita of “Que Pasa USA?”.And my grandmother was just like her abuela. She chaperoned me and made me always speak Spanish but wanted to be hip with her few English phrases. Like telling my “amigitos” things like “gate-oda-he” which really meant “get out of here.” Till her final days she joked around, danced and love to be silly while being the perfect portrait of a lady.

Not only am I torn with the reality that I will never see her again or hear her comforting voice. Not only do I pain over the fact I will I never receive her advice again. What I abhor the most, what hurts me the most, is the reality that she is another Cuban patriot who will never see a free Cuba.

Day after day members of our Cuban-American community die in exile, never seeing the native home they left behind so many years ago.

During her funeral services the Deacon leading us in prayer told us to pray for our Cuban brother and sisters, and to pray for a free Cuba. He also asked us to pray for the countless of families who have been separated by this revolution. The Deacon reminded that as much as we grieve over her death that we were lucky to have her. So many unfortunate families are never reunited.

I guess we are one of the lucky ones. Most of us at one point made it to the U.S. I was lucky to have her in my life. I was lucky to have such an inspiring and trailblazing woman in my life. I was lucky I could say goodbye and be there at her funeral surrounded by my family. But oh how I miss her.

Vaya con Dios querida abuelita. Te quiero con todo mi corazón.

Today try to pray for all of those families separated by the Cuban dictator. Pray for their peaceful reunification.

5 comments:

Henry Louis Gomez said...

Beautifully written. Last month I also wrote about my abuelita that passed last year. I feel your pain. I'll join you in your prayer tonight.

Anonymous said...

Sirimba,
I'm sure she's proud of you! May she rest in peace!

After reading the beautiful tribute to your "abuelita" (Que Dios la tenga en su Gloria), I would like to share the following with you. I do not know who wrote it. It's sad and long. However, it should be read by all, to prevent this from happening to our loved ones. I wish you well!/Melek
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EL DÍA QUE ME VOLVÍ INVISIBLE

No sé a cómo estamos. En esta casa no hay calendarios y en mi memoria los hechos están hechos una araña. Me acuerdo de aquellos calendarios grandes,unos primores, ilustrados con imágenes de los santos, que colgábamos al ladodel tocador... pero ya no hay nada de eso, todas las cosas antiguas han ido desapareciendo. Y yo, yo también me fui borrando sin que nadie se diera cuenta.

Primero me cambiaron de alcoba, pues la familia creció. Después me pasaron a otra más pequeña aún, acompañada de mis bisnietas. Ahora ocupo el desván, el que está en el patio de atrás. Prometieron cambiarle el vidrio roto de la
ventana, pero se les olvidó, y todas las noches por allí se cuela un airecito helado que aumenta mis dolores reumáticos.

Desde hace mucho tiempo tenía intenciones de escribir, pero me pasaba semanas buscando un lápiz y, cuando al fin lo encontraba, yo misma volvía a olvidar dónde lo había puesto. A mis años, las cosas se pierden fácilmente;
claro que es una enfermedad de ellas, de las cosas, porque estoy segura de tenerlas, pero siempre se desaparecen.

La otra tarde caí en cuenta de que mi voz también ha desaparecido. Cuando les hablo a mis nietos o a mis hijos, no me contestan. Todos hablan sin mirarme, como si yo no estuviera con ellos escuchando atenta lo que dicen. A veces intervengo en la conversación, segura de que lo que voy a decirles no se le ha ocurrido a ninguno y les van a servir de mucho mis consejos. Pero no me oyen, no me miran, no me responden. Entonces llena de tristeza, me retiro a mi cuarto antes de terminar de tomar la taza de café. Lo hago así,de pronto, para que comprendan que estoy enojada, para que se den cuenta que
me han ofendido y vengan a buscarme y me pidan perdón. Pero nadie viene.

El otro día les dije que cuando me muriera entonces sí me iban a extrañar. El nieto más pequeño dijo: "¿Y es que estás viva, abuela?..." Les cayó tan en gracia, que no paraban de reír. Tres días estuve llorando en mi cuarto,hasta que una mañana entró uno de los muchachos a sacar unas llantas viejas y ni los buenos días me dio.

Fue entonces cuando me convencí de que soy invisible, me paro en medio de la sala para ver si aunque sea estorbo, me miran, pero mi hija sigue barriendo sin tocarme, los niños corren a mi alrededor, de uno a otro lado, sin
tropezar conmigo.

Cuando mi yerno se enfermó, tuve la oportunidad de serle útil; le llevé un té especial que yo misma preparé. Se lo puse en la mesita y me senté a esperar que se lo tomará. Sólo que estaba viendo televisión y ni un parpadeo
me indicó que se daba cuenta de mi presencia. El té poco a poco se fue
enfriando. Mi corazón también.

Un viernes se alborotaron los niños y me vinieron a decir que al día siguiente nos iríamos todos el día de campo. Me puse muy contenta. ¡Hacía tanto tiempo que no salía y menos al campo! El sábado fui la primera en
levantarme. Quise arreglar las cosas con calma. Los viejos nos tardamos mucho en hacer cualquier cosa, así que me tomé mi tiempo para no retrasarlos. Al rato entraban y salían de la casa corriendo y echaban las bolsas y juguetes al carro. Yo ya estaba lista y muy alegre me paré en el
zaguán a esperarlos...

Cuando arrancaron y el auto desapareció envuelto en bullicio, comprendí que yo no estaba invitada, tal vez porque no cabría en el auto o porque mis pasos tan lentos impedirían que todos los demás corretearan a su gusto por
el bosque. Sentí clarito cómo mi corazón se encogió, la barbilla me temblaba como cuando uno no aguanta las ganas de llorar.

Vivo con mi familia y cada día me hago más vieja, pero cosa curiosa, ya no cumplo años. Nadie lo recuerda. Todos están tan ocupados... Yo los entiendo,
ellos sí hacen cosas importantes. Ríen, gritan, sueñan, lloran, se abrazan, se besan. Y yo no sé a que saben los besos. Antes besuqueaba a los chiquitos; era un gusto enorme el que me daba tenerlos en mis brazos, como
si fueran míos. Sentía su piel tiernita y su respiración dulzona muy cerca de mí. La vida nueva se me metía como un soplo y hasta me daba por cantar canciones de cuna que nunca creí recordar. Pero un día mi nieta Laura, que acababa de tener un bebé, dijo que no era bueno que los ancianos besaran a
los niños, por cuestiones de salud. Ya no me acerqué más, no fuera a ser que les pasara algo malo por mis imprudencias. ¡Tengo tanto miedo de contagiarlos!

Yo los bendigo a todos y les perdono, porque:

¿Qué culpa tienen los pobres de que yo me haya vuelto invisible?~~~~~~~~~~

Sirimba said...

Thank you all for your prayers and thoughts... Que Dios lo bendiga.

Val Prieto said...

My thoughts and prayers are with you and remember she lives within you. Everything she taught you, every moment she spent with you was meant for you to be the person you are. I am sure she is very very proud.

Robert said...

I am very sorry to hear about your grandmother's passing. Your carrying of the torch for all those who've passed would make her proud.